miércoles, 28 de diciembre de 2011

Celibato inocente

     Nunca me pregunté cuándo con exactitud histórica y por qué, los curas han de ser célibes. Y mira por donde, la mañana del día de los inocentes lo escucho en la radio. Porque la efeméride coincide con el día de las bromas.
     Fue en el año 1022 en el sínodo de Pavía, convocado por Benedicto VIII que emitió decretos para relanzar la obligación del celibato. Su motivación era retorcida y codiciosa. Estaba interesado en evitar que los bienes de la Iglesia romana se fueran perdiendo en la medida que los sacerdotes al casarse y tener familia, sus hijos fueran heredando. El otro motivo, era el de ejercer un mayor control sobre el clero. Si este dejaba de tener lazos familiares que le unieran a la población civil, serían con mayor facilidad controlados. De ahí en adelante, Roma empezaba a tener cada vez más claro que los cargos y las personas debían estar siempre a disposición de sí misma. Con hijos herendando los bienes, el imperio económico-militar-cultural que tomaba auge superado el primer milenio, sufría mermas en su estructura.
     Y tras no pocos intentos en concilios y sínodos anteriores, al fin consiguieron imponer el celibato, y todos los hijos que en ese momento tenía el clero, fueron ordenados para de esta forma, sus herencias legales pasaran, o no se fueran, al/del poder eclesíástico.
     Por motivos económicos, justo lo que predicó Jesús.
     Y no es una broma, aunque se aprobó un 28 de diciembre.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Bon Nadal

     Llegada la Nochebuena, el Parnaso toma unos días de descanso, hasta que los Reyes Magos se disiven por la costereta. De todas formas si algo me bulle, lo suelto antes de socarrarme.
     La grossa de Nadal se ha ido a un pueblito de Huesca para escarnio de las colas interminables de Sort y de Doña Manolita.
    Intentaremos que el Niño, algo más pródigo en premios, nos depare un pessiguet y que 2012, además de ser bisiesto (haremos doble siesta) se anime un poquito, y que los especuladores den una tregua en su vorágine insaciable y desmedida por acumular riquezas.
    Si al final, dentro de cien años, todos calvos.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Edificios emblemáticos

     ¿Nos hemos dado cuenta que el progreso en Pinoso llegó con la II República?
     Después del enorme éxodo provocado por la filoxera que nos hizo perder más de tres mil habitantes desde 1910, es con la llegada de la II República cuando se construyen los tres edificios industriales emblemáticos de Pinoso. La Bodega Cooperativa -que luce en su fachada el 1932 como año de fundación-, la Fábrica de Harinas -en el frontis se lee 1936- y el desaparecido Sindicato Agrícola, dinamizaron de nuevo la vida agraria pinosera y ahí han quedado para la posteridad.
     Lástima que de los tres edificios, solo la Bodega Cooperativa siga funcionando, porque la Fábrica de Harinas, de propiedad municipal, es actualmente en parte una fábrica de calzado y del Sindicato no quedaron ni las chimeneas, que hoy sería un orgullo para Pinoso, porque no tenían par por su excelente fábrica y su esbeltez.
     Para los/as escépticos/as que ven peligrosa otra forma de gobierno que no sea la Monarquía Parlamentaria, yo apoyo la República como forma de gobierno moderna y actual, porque -entre otras razones- vaya ejemplito que nos han dado los yernos.
     Xé, que no en tenen prou?

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Lotería y partidos

     Con la llegada de la democracia y los partidos políticos, una de las formas de financiación de éstos, era y es la lotería nacional. Con un suplemento, llamado estafa, se consigue algo de dinero para pagar el alquiler de la sede, la luz y el agua, reducir el préstamo de campañas electorales...
     En los albores de esta nueva etapa democrática en Pinoso, el entonces líder de  A.P. (Alianza Popular,  para los más jóvenes), el conocido J.J.O., adquirió seiscientas mil pesetas de lotería para que la directiva la vendiera como hacía el resto de partidos políticos.
     Y llegó tal día como hoy para recoger el dinero y liquidar en la administración la deuda. Y todas las excusas valían. No he replegat els diners. Me'n deuen molta. Algo tinc en casa, però es que he gastat algo i m'en falta...
      Así, uno que tenía una tienda de ropa, otro que era hermano de un industrial del calzado, otro que tenía una empresa de servicios, otro que era peón albañil, etc... fueron escurriendo el bulto y al que había dado la cara, le tocó apoquinar las seiscientas mil del ala, a la espera de recuperar sino todo, al menos una parte.
      Y la frase que cerró el vano intento de ganar algunas pesetas para la causa:  A l'any que ve, qui vullga jugar a la loteria, jo li donaré la direcció de l'administració! Allà als ous!

la tía Flora

    La tía Flora, madre de Luis el de la imprenta, tenía una tienda en la plaça del Dipòsit (actualmente P.V. del Remedio) y a la parte de dentro, en el corral, había una higuera.
    Cuando llegaba el tiempo de las brevas, Morales (del que ya hicimos referencia en este blog) que vivía cinco o seis casas más abajo en el carrer Sant Roc, se acercaba por la tienda y le decía: Tía Flora, voy a ver si hay alguna breva buena.
    Ella, complaciente, mientras atendía a las parroquianas le daba permiso para que se encaramara a las ramas en busca del preciado fruto.
    Como tardaba en salir, les decía a las clientas: aguardeu que vaig a vore el que fa. Volvía tras asomarse por la persiana que daba al patio, rumiando: de simal en simal que va el tio!
     Al rato, como no aparecía, volvía a asomarse y regresaba más caliente todavía: "hasta" les verdes cauen!!
     Las mujeres, curiosas por el ir y venir de la tía Flora presenciando cómo desmantelaban la higuera, retardaban su marcha hasta ver como quedaba aquello.
     Al cabo de un buen rato, salía Morales con la panza llena de brevas. Agradecía a la propietaria: ¡Tía Flora, "grasias", estaban muy buenas! Y ella con la sonrisa amarga le cumplimentaba la despedida: ¿Estaban buenas? ¡Suerte tuya hijo, porque yo no las "ha catao"!

lunes, 19 de diciembre de 2011

Obsolescencia

     Fue una palabra utilizada por el socialismo andaluz de los 80. Alfonso Guerra la universalizó, como hizo con Mahler. Pero en Pinoso es la calificación que merece tres depósitos subterráneos para  residuos orgánicos (basura) en la calle Cánovas del Castillo, entre Azorín y Reina Sofía.
     Siendo puristas tampoco esta palabra define bien esta desdicha. Algo obsoleto, es algo que está cayendo en desuso. Y este engendro no ha caído, simplemente es inútil desde su instalación.
     Algún edil pensó que esto era una modernidad y se colocó, pero los camiones de la empresa que recoge la basura domiciliaria no estaban adaptados para hacer subir las bolsas que esos depósitos guardarían veinticuatro horas. De forma que para el visitante queda aparente, pero para el vecino se ha convertido en un monumento a la obsolescencia en el centro del pueblo.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Pedagogía navideña

    Un cosa tan fácil como pensar que la inauguración (con dos "u") de un belén municipal, que también es para los niños pequeños, se debe hacer a una hora en que puedan asistir los más pequeñitos, no había sido pensada por los anteriores equipos de gobierno.
    Como Lázaro y Silvia son maestros, y tienen un gen pedagógico que les hace pensar en los niños, han tenido la idea de hacerla a las seis de la tarde. Y la plaza del Ayuntamiento estaba "abarrotá". Antes el corta y pega de los programas de fiestas navideñas, nos llevaba a que la inauguración se hiciera después de la Misa de Gallo. Pero a la una y pico de la madrugada muy poca gente y ningún niño asistía. Así que aquello ni era belén, ni trascendía.
    Luego podemos aplaudir la innovación en la iluminación de la plaza, que muchas personas mayores también se sumaran al evento (aunque fue la primera tarde-noche de frío), podemos aplaudir la genial idea de la "pandorgada", que de ir a más, hará que Pinoso aparezca en los telediarios por recuperar esta tradición, siempre que se consiga que el número de pandorgueros/as aumente cada año. En San Sebastián es famosa la tamborrada y ¿por qué no en Pinoso, la pandorgada?
     De todo ello, ha destacado la complicidad de Monte de la Sal y del incombustible Vicente, que amenizó con villancicos la tarde del sábado.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Pikín

     ¿Cómo sería de escaso el tráfico en Pinoso en la década de los setenta que permitía este juego kamikaze? La pista era las costeretas de "Juanjo", también conocidas por las de la Iglesia, aunque el nombre de la calle es San Ildefonso. Una calle sin habitantes, yo no he conocido más que la casa banca de don Gaspar, que derivó en el Banesto años más tarde.
     El juego, por llamarlo así, consistía en lanzarse en sentadillas con un cartón de bastante superficie, aprovechando el alto porcentaje de desnivel sobre todo de la segunda y tercera costereta.
     Los chavales subían con sus cartones (de una nevera, de un mueble) hasta el cruce con la calle Capitán Haya. Y sentados, asiendo los bordes con las manos, balanceaban el cuerpo para guiar el descenso hasta la puerta de la iglesia. El peligro radicaba en que un coche se cruzara pasando por la calle de San Juan, la de Maisonnave o la de San Pedro. Era un descenso a tumba abierta más peligroso que una pista negra de esquí.
    Enrique "el Torrero" contemplaba una tarde el juego de un grupo de chavales de corta edad, apoyado en la esquina de la calle 12 de febrero de 1826, antes Canalejas, en la fachada de la casa que era de Virginia la ex de Evaristo "el vell", que era modista.
    Uno tras otro se iban tirando cuesta abajo, hasta que mi hermano Jesús Ángel, no pudiendo frenar a tiempo a la puerta de la iglesia, que hacía de meta, siguió hasta cruzar la calle Canalejas y volcando el cuerpo a la derecha, enfilar por la de Luis Salinas. Un coche cruzaba en esos momentos la esquina del campanario de la iglesia y por un segundo no lo arrolló. Enrique se asustó bastante, y así cuando Jesús Ángel regresaba junto a sus amigos con el cartón bajo el brazo, tras conseguir pararse a la altura del estanco de Emilio, le dijo esta frase: Nene, un poc més i estaves en "Pikín"!
    Mi hermano rió el error del "Torrero", y continuó, ajeno al peligro que había ocasionado momentos antes.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Museo de los horrores

     Al loro que en unos días se reinaugura el museo de los horrores. Pueden pasarse durante quince días a ver el esperpento anual.
     ¡Hay si viviera Valle Inclán!
     Aprovecho la entrada: este tema de la antigua casa de la música, está a punto de convertirse en otra desdicha. Pasan los equipos de gobierno y por "h" o por "b" no se hace la permuta. Esto es tan pesado como el caso del otro edificio emblemático del Paseo de la Constitución, y pasan los años, y los años y no se vislumbra un final ortodoxo.

martes, 13 de diciembre de 2011

Capullo (I)

    Su nombre era Antonio Vidal Torres y vivía en la calle del Reloj, en el último rellano de las escaleras antes de llegar a la puerta de la torre, de la cárcel antigua, es decir, al cruce con la calle de San Juan. Su apodo por el que era conocido por todo el pueblo era "Capullo". Enjuto, socarrón, amante de la banda de música a la que acompañaba siempre detrás del papelero, porque el fue músico en su juventud y directivo cuando abandonó el instrumento. Trabajó en la casa banca de don Gaspar y cuando cerró en la Bodega Cooperativa. Allí lo conocí más a fondo en la temporadas que estuve contratado de pesador de tractores en temporadas de vendimia.
    Su divertimento era gastar putadas a troche y moche. Era único inventando bromas, algunas pesadas, y por este motivo es recordado en Pinoso.
    Contaremos todas las que yo conozco por haberlas vivido u oído de su propia narración o de la de sus amigos y conocidos.
    Empezaré por una de las muchas que tiene con petardos y carretillas de por medio.
    En La Peña contrataron a un conserje que el pobre, un poco achacoso, tenía el defecto de quedarse durmuiendo a eso del mediodía. Se subía al piso de arriba y en aquellos sillones incómodos de madera, inclinaba uno apoyándolo solo con las patas traseras, y con la espalda en la pared, hacía una siesta del borrego.
    Llegaba "Capullo" y más socios cuando salían a la una del trabajo. Le preguntaba al barman: I el periòdic? No lo ha bajado el conserje, estará arriba. Subía buscando el ABC y se encontraba al señor durmiendo. Recollons, quines hores de dormir!, musitaba.
   El caso es que lo sorprendió de aquella guisa en más de una ocasión y se dijo: Este no torna a quedarse dormint a la una del migdia!
   Cogió el petardo final de una traca, con un hilo de alambre le dio unas unas vueltas e hizo un colgante. A la mecha le colocó un cigarro y al día siguiente, entró por la puerta trasera de la sociedad cultural, subió al primer piso, encendió el cigarro unido a la mecha del petardo y colgó el artefacto en el cruce de maderitas que tienen estos sillones para reforzar las patas. Salió a la calle y a la altura de la tienda de Paco el "Barato" se oyó el estruendo provocado por la explosión del petardo.
   El conserje pidió la baja voluntaria del trabajo al día siguiente.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Títulos nobiliarios

     Morales, un guardia civil jubilado que vivió en Pinoso, tiene un par de anécdotas con salero. Una de ellas estaba referida a los dos hijos varones del "conde", el popular pinosero que vivía en las Cuevas. Decía Morales que el "conde" tenía dos hijos con título nobiliario: uno era conde y el otro vizconde.
     Imagino que Juan no se lo tomaría a mal.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Vipin

    Enfrente del instituto hay un solar que en su día fue una bodega. Una explosión en uno de sus depósitos, que además ocasionó un muerto, fue la que provocó el cierre y la posterior demolición.
    Aquello fue sonado. Primero la noticia luctuosa y pocos meses después la compra por parte del Ayuntamiento, por un precio superior al de mercado. Si recordamos a los antiguos propietarios y a sus familiares políticos directos, quizá estemos en la clave de esta desdicha.
     Ofrecieron la venta a la Corporación del momento y el otrora técnico municipal hizo un informe con una valoración del solar con el inmueble deteriorado.
     Cuando los propietarios conocieron la valoración del técnico les pareció rácana para sus pretensiones y ni cortos ni perezosos le comunicaron al alcalde su estimación de lo que aquello valía. Y por menos de eso, "nasti de plasti".
     Y donde lo fácil hubiera sido: ¡pues no interesa, gracias!, no se que espurios intereses había en aquella compra-venta que no se les ocurrió otra cosa, que el técnico rehiciera la valoración incrementándola hasta llegar a la cantidad deseada. Se argumentó que el precio que había tasado era el del solar, pero que dentro había unos depósitos, una maquinaria que tenía también su precio. Y el comentario del técnico fue: ¡Pero si dentro ha quedado todo inservible! ¿Para qué quiere el Ayuntamiento una bomba para trasegar? que fue de lo poco que se salvó del estallido.
    Para que la ley de Murphy se cumpliera, el solar fue la moneda de cambio entre el Ayuntamiento y Vivienda y Suelo para construir allí las viviendas sociales. ¿Tu las has visto?

jueves, 8 de diciembre de 2011

Ramiro de Maeztu

     Ramiro de Maeztu y Whitney (Vitoria, 1875 – Aravaca, 1936) fue un destacado escritor español perteneciente a la Generación del 98. No sólo se le recuerda por su obra de escritor sino también por haber sido asesinado en 1936 al comenzar la Guerra Civil Española, en el curso de una de las sacas que las fuerzas republicanas efectuaron en el Madrid posterior a la sublevación militar del 18 de julio.
     Fue hijo del ingeniero Manuel de Maeztu Rodríguez, un hacendado cubano de origen navarro que conoció a su madre, Juana Whitney, hija de un diplomático inglés, en París, y con la que se casó.
     Pasó parte de su juventud en París y en La Habana dedicado a oficios diversos y se inició en el periodismo. Autodidacta y de ideas combativas, se trasladó a Madrid en 1897, un hecho decisivo en su vida literaria, ya que inició entonces una colaboración importante con distintos periódicos y revistas, como Germinal, El País: diario republicano y progresista (editado de 1887 a 1921), Vida Nueva, La España Moderna o El Socialista, entre otros, con una orientación socialista reformista. En esos años también da inicio a su amistad con regeneracionistas e intelectuales, especialmente con Azorín y Baroja, con quienes formó el grupo conocido bajo el nombre de «Grupo de los Tres» y fue un exponente destacado de la llamada Generación del 98.
     De 1905 a 1919 residió en Londres, en Bayswater, donde trabajó como corresponsal para La Correspondencia de España, Nuevo Mundo y Heraldo de Madrid. Viajó por Francia y Alemania y estuvo como corresponsal de guerra en Italia (1914–1915).
     Tras su regreso a España, en 1919, comienza su desconfianza en la democracia liberal y va cuajando su evolución hacia lo tradicionalista católico, que se consumó durante la Dictadura de Primo de Rivera, a la que aceptó representar como embajador en Argentina (1928).
     Desde los días previos a la proclamación de la Segunda República Española colaboró en el movimiento y la revista Acción Española (que él propuso denominar Hispanidad). Terminó militando en Renovación Española, partido político desde el que se significó por su oposición al régimen de la República, del que fue diputado en las Cortes por Guipúzcoa (1933–1935).
     Al inicio de la Guerra Civil Española fue detenido por fuerzas republicanas y encerrado en la madrileña cárcel de Ventas el 30 de julio de 1936. Murió fusilado en el cementerio de Aravaca el 29 de octubre de 1936, víctima de una de las sacas (ejecuciones extrajudiciales) que se efectuaron en el Madrid republicano, y se intensificaron durante los meses de octubre y noviembre de 1936. Sus últimas palabras fueron: «Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero: ¡Para que vuestros hijos sean mejores que vosotros!».
     En Pinoso su calle es la que une la Plaza Virgen del Remedio con la carretera de Yecla.

martes, 6 de diciembre de 2011

Césped

     Que un pueblo de ocho mil habitantes tenga dos campos de fútbol de césped, es un derroche insoportable. El mantenimiento de este lujo asiático nos come por los pies: empresa externa que mensualmente evalúa el estado fitosanitario, resiembra y aplica los productos necesarios para su conservación, el agua que gasta este tipo de instalaciones, la maquinaria para su siega, el personal dedicado en exclusiva y todos los etcéteras.
     Por comparar, vean en pueblos de la provincia de Alicante, quien puede mantener este dispendio. Hay municipios que como mucho dispone de uno de césped artificial, pero nosotros somos más chulos. De todo tenemos doble: dos campos con césped, dos pabellones polideportivos, dos espacios culturales (Casa de Cultura y Teatro-Auditorio). Y por ahí se nos va en mantenimiento un buen pellizco del presupuesto anual.
     Lo malo es que existe un tercer campo de fútbol y para mayor abundancia en la desdicha, lo quieren sembrar de grama. Tiene menos mantenimiento, pero...

domingo, 4 de diciembre de 2011

Kin Kon

     Lanyaóooooo! iba voceando por las calles. En valencià se dice adobacossis, pero no iba el hombre a austar tanto utilizando el académico. La oooooo prolongada, con su vozarrón, era de las que acojonaba.
     Las madres lo aprovechaban para asustarnos y que nos retiráramos antes del avemaría vespertina.
     Y el hombretón, que vivía en la calle Honda, en una cueva, solo tenía una virtud, que el tiempo convirtió en defecto: le gustaba tanto el vino que si le quedaba medio litro en la botella después de cenar, tenía que levantarse para apurarlo. Su frase: no sé com podem dormir tranquils els llauradors amb la bodega plena, perquè jo tinc mig litre i he d'alçar-me a beureme'l si vull quedar-me dormint.

jueves, 1 de diciembre de 2011

El Birra (II)

     En esta segunda y definitiva entrada del tío Julio el "Birra" soy coprotagonista.
     Los domingos ibamos a tomar una cerveza al bar del Jardín cuando lo regentaba Luis (entonces era el del jardín ahora es el del lotherman's). El tío Julio solía aparecer por allí al mediodía y nos enseñaba las piedras que sacaba de un pañuelo anudado. Nos decía que era oro, pero que había traído las menos vistosas, que el el Carche tenía más.
     Yo un día le dije, para seguirle conversación, que en Alicante había una máquina que analizaba las piedras y, si era oro, hacía un lingote del preciado metal. Bajo amenaza me dejó las piedras y se marchó, mientras nosotros reíamos la obsesión por encontrar otro del Birra. Al salir del bar las piedras las tiré en el jardín, no iba a irme con ese peso a casa.
     Al domingo siguiente, yo ni me acordaba de las piedras de la semana anterior, cuando entra el tío Julio y me dijo: Xe, dona'm l'or!  Yo le digo: Julio no era or, van fer la prova i no era or! Él, no convencido con la explicación dice: Pos dona'm les pedres! Yo le explico que las tuvieron que triturar para analizar si era oro, pero que las hicieron polvo. La explicación no le convenció.
     ¡Tradicionalista!, espetó, al tiempo que con el garrote golpeó la mesa del bar haciendo saltar los panchitos y los vasos de cerveza. Torna'm l'or! Vi que sus ojos se desencajan, que toda la gente del bar nos estaba mirando y opté por tomar las de Villadiego. El tío Julio salió detrás de mi diciéndome: lladre, y yo en vez de tomar la calle me metí en el jardín, que tuve que abandonar saltando la valla.