martes, 26 de noviembre de 2013

Envasado al vacío

Esmerilar la vida
a golpe de siquieros,
angustia irreversible
de tragos maldigeridos,
cables malcruzados
que descargan malauva.
Los tiroteos de sinrazones
me despiertan de malsueños
y bostezo desesperanzas
en madrugadas vacantes.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Caifás y Pilatos

     Paco "el relojero", padre de Paco, Alberto y Pedro Serrano, fue actor en Els Tribunals, cuando Julián dirigía. Interpretaba el papel de Pilatos, porque su madre (que era muy beata) no aceptaba que hiciera papeles de malo, de los que matan al Señor. Como mucho consentía con Pilatos, que aunque lo condena, al final se arrepiente y se lava las manos. Su ilusión fue que su hijo (otrora fraile) interpretara el de Jesús, pero por ese papel estelar mataba quien lo tenía en su haber. Y había cola para heredarlo, así que se tuvo que conformar con Pilatos.
     Pero, siempre lo he dicho, los papeles de "malo" son los mejores de Els Tribunals, y así por orden me gustan el del Tentador, Caifás, Anás, Judas, Herodes, Centurión...
     Y Paco, el relojero, pidió el de Caifás, que en ese momento y durante tantos años interpretaba otro Paco, el cartero. Quedaron de acuerdo con el consentimiento de Julián y se cambiaron los papeles. A Paco, el cartero, le hacía ilusión cambiar una vez e interpretar al Pretor Romano. Y así ensayaron ese año.
     Pero llegó la noche anterior el estreno y repartieron los trajes, para que las madres y/o esposas le dieran algún retoque, lo plancharan y lo dejaran impecable para la función anual.
     Y cuando la madre de Paco, el relojero, que era muy beata, vio la túnica, dijo: ¡Paco, este no es el traje de Pilatos! Aclaró el actor, que era el de Caifás, porque ese año había cambiado con su tocayo. Pero chocó con la negativa de su madre, que era muy beata, y no iba a dejar a su hijo "matar" al Señor y además mofarse de su prendimiento, escarnio y muerte delante de los espectadores.
     Así que el día de la función, volvieron los trajes a sus tradicionales intérpretes y Paco, el cartero, hizo de Caifás y Paco, el relojero, hizo de Pilatos. Como dios mandaba. Y la madre de Paco, claro.
     Pero en la función, al relojero, le delataron sus ganas de hacer de Caifás y en la escena, vestido de Pilatos, se le escapó aquello: "De vil impostor le acuso...", que era frase de Caifás. El delirio se apoderó del patio de butacas, una vez más. Las risas camparon por las filas de butacas de madera.