Fue una palabra utilizada por el socialismo andaluz de los 80. Alfonso Guerra la universalizó, como hizo con Mahler. Pero en Pinoso es la calificación que merece tres depósitos subterráneos para residuos orgánicos (basura) en la calle Cánovas del Castillo, entre Azorín y Reina Sofía.
Siendo puristas tampoco esta palabra define bien esta desdicha. Algo obsoleto, es algo que está cayendo en desuso. Y este engendro no ha caído, simplemente es inútil desde su instalación.
Algún edil pensó que esto era una modernidad y se colocó, pero los camiones de la empresa que recoge la basura domiciliaria no estaban adaptados para hacer subir las bolsas que esos depósitos guardarían veinticuatro horas. De forma que para el visitante queda aparente, pero para el vecino se ha convertido en un monumento a la obsolescencia en el centro del pueblo.
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