martes, 26 de julio de 2011

Pregonero

     Mi hermano Rafael es el pregonero de esta Feria y Fiestas 2011. Mi hermano Rubén lo ha sido de la Semana Santa. Ambos, creo que se lo han merecido.
      Soy de la opinión que quien pregona algo está convencido de lo que dice ante el público que lo escucha. Es una garantía de éxito. Cuando Ramonet, que ganó el concurso de charlatanes muchos años, vendía mantas en los mercados, estaba convencido que eran las mejores mantas y las que más calentaban, y quizá fuera la clave del éxito.
      En Pinoso hemos tenido pregoneros y pregoneras que no creían en lo que estaban diciendo. Recuerdo el pregón de Luis Espadas, por ejemplo, en el que se puso a cantar flamenco. El de Marcela Miró, que no sabía ni donde estaba Pinoso, pero era la Presidenta de les Corts Valencianes. Ambos vinieron por primera vez a Pinoso el día de su pregón y no han vuelto más, que yo sepa. No siego más. Vamos a la era con la parva.
     Pregonar es hacer notorio en voz alta, algo, para que llegue a conocimiento de todos. Contar las excelencias para que sea atractivo al escuchante y no pueda eludir el vivir la fiesta. Pero como los pregones, como las obras de teatro, los programas de TV y otras tantas cosas de nuestra actualidad tienen una medida estándar (se acepta que un pregón debe estar entre los 15' y los 30') hay que rellenarlo con contar las vivencias propias en momentos puntuales de la fiesta que se pregona, en anécdotas vividas o escuchadas y que no haya contando alguien antes. Y por eso los pregones de la gente próxima son más del agrado des respetable que los de las figuras mediáticas o de los políticos de turno. ¿Cómo va a pregonar nadie una fiesta que desconoce? ¿Cómo va a contar anécdotas sin haberlas vivido? ¿Cómo puede nadie vender una manta sin haberla tocado y/o dormido con ella?
      Elegir pregonero/a no es fácil, si quieres acertar. Otra cosa es lucirte ante tu amiguete/a de turno a cambio de prestigio y reconocimiento político/social. Y cuando ya es un desastre es cuando no sabes a quien proponérselo y te dejas asesorar por adláteres y correveidiles. El error se multiplica.
      Repito, me parece muy aceptable la decisión y espero que Rafael y su pregón, guste tanto como lo hizo Rubén en el suyo.

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