lunes, 1 de agosto de 2011

Feria, años 30

     Hoy comienza nuestra feria y Fiestas 2011. Casualidad que estoy leyendo a Max Aub en su libro "Campo de sangre" y aparece una descripción de lo que era una Feria por aquellos años. Por eso lo incluyo en la etiqueta Memoria Histórica. Copio un par de párrafos con su tácita condescendencia:
     "No hay feria como la de Albacete. Ni la de Játiva, ni las de Valencia, ni siquiera las de Alcoy. No hablemos de Cocentaina (...) No las de Hellín, ni las de Mula, ni las de Caravaca. Ni las de Utiel; el año que fuimos a Utiel y Requena. ¿Dónde he pasado tanto frío como aquí? (...)
     Las ferias son casi todas en agosto y septiembre, aunque empiecen con la Magdalena en Castellón y acaben con el Pilar, en Zaragoza, que las de Navidad en Valencia no son nada, un aguinaldo.
     El número y la calidad de los tiovivos, de las norias y columpios, indican la importancia de la feria, que la de la comarca depende de los animales; lo que importa es el ganado, y en las capitales los otros. Sin reses, las ferias no pasan de ser verbena. Las barracas son propiedad del Ayuntamiento, y los puestos, de año en año, los mismos para los mismos, a pesar de la pamplinada de la subasta. Son tres las clases de comercios: de juguetes -de Anda, de Denia-, de bisutería -ahí de murcianos y valencianos- y los turrones de Jijona. A las ferias pequeñas suele acudir un tiovivo, tres tiros al blanco y un Museo Taurino de figuras de cera con la casaquilla de  "Espartero", o el estoque de Reverte. Para las mozas las vitrinas de los quincalleros son las páginas de la moda; que el recovero trae siempre lo mismo. Las feriantes están al día y exponen lo último de Barcelona y Madrid. Antes conocen -lo que se lleva- en los lugares que no en la ciudad. No hay quien las engaite.
     - No. Eso ya lo llevaba usted el año pasado. 
     Pasan revista a todas las cristaleras, con mucho cuidado. El precio es lo de menos.
     - Mira, un broche igual al que Mariano le ha regalado a la Felisa.
     Cada pueblo tiene sus preferencias: en Albacete se vende lo negro, en Játiva lo colorado. Se suceden las modas más de prisa en Lorca que en Nueva York. Una exacerbada necesidad de novedades en medio de una vida invariable"

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