miércoles, 29 de mayo de 2013

Prueba exacta

    Estos que rigen los destinos de la educación o están o son gilipollas. La pasada semana algunos alumnos del instituto fueron sorprendidos por una prueba de matemáticas para ver en el nivel que está el alumnado y compararnos con el resto de Europa. Luego informes como el PISA (Program for International Student Assessment), nos colocan en el culo de la estadística, y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid el demente Wert, justifica una nueva ley (LOMCE), visto el fracaso escolar que dictan los informes, al tiempo que el arzobispo de Alcalá consigue, con sus secuaces de la Conferencia Episcopal Española, volver a los tiempos de la dictadura con una asignatura -Religión- en alza, eliminando Educación para la Ciudadanía (que por cierto se da en toda Europa, menos en la España católica, apostólica y romana), separando a niñas de niños en las aulas, aumentando el número de alumnos (ratio) hasta hacinarlos como si fueran ganado, no sustituyendo las bajas del profesorado como dios manda, debiendo a la comunidad escolar dinero esencial y básico para el normal funcionamiento de los centros, y un largo etcétera de desmanes y tropelías.
      Espero que los padres y los alumnos que en las próximas elecciones puedan votar, no olviden el insulto, la tropelía y el descaro que estamos sufriendo en un pilar básico del estado del bienestar: la Educación. En el otro, la Sanidad, también se están cubriendo de gloria.
    Pero vayamos a la prueba matemática. Se presenta un inspector de educación, mi amigo Sofo, y viene con la orden de controlar el examen de matemáticas que van a intentar hacer los/as alumnos/as en un tiempo máximo de cincuenta minutos.
     Hay que ser burro/a, penco/a, asno y/o mulo/a, el o la que puso este examen. Era imposible completar más del 30% del mismo. Las cuestiones eran tan largas de leer, que imposible acabar en ese tiempo. Solo diré, que mi amigo Sofo, que estoy seguro que ni comparte ni aprueba este tipo de pruebas, tardó 40 minutos en leer toda la letra de los veinticinco problemas propuestos. Si el inspector tarda 40 minutos sólo en leer la letra de los problemas, ¿cómo un/a chaval/a de 15 años puede acabar ese despropósito de examen en este tiempo?
    Chavalas/es, no os preocupéis si estamos al final de la PISA, ¡mientras no se caiga la torre inclinada!, no "pisa" nada.
    Y por cierto, que le den a los/as lumbreras que preparan estos exámenes de la asignatura más exacta de todas, las matemáticas.
    Conclusión: la única prueba exacta de toda esta historia es el encefalograma plano que dan los contrarreformandores de las leyes de educación.

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