Esta anécdota ya me la contó Juanito el de la Pigua, pero no tuve la agudeza de guardarme el texto de los epitafios y ahora, gracias a su hija Lolita, ha vuelto a llegar hasta mí esta graciosa historia y la incluyo en el blog.
Dicen que murio una pareja famosa y que quisieron hacerle un epitafio para la lápida. Tan conocidos del obispo eran los finados, que consultaron los familiares con monseñor el texto a inscribir. Le pasaron este:
ERA TANTA SU BONDAD Y LA VIRTUD DE LOS DOS, QUE ESTÁN CON SEGURIDAD, EN EL CIELO JUNTO A DIOS.
El obispo rechazó la propuesta porque "no podemos asegurar que estén con seguridad en el cielo junto a Dios. Eran dos buenas personas, pero... ¿quién sabe? ¿Y si tenían un pecado mortal y no están en el cielo? Escriban otro." Al día siguiente le presentaron éste:
ERAN TAN BUENOS LOS DOS, QUE AL CIELO VAN EN POS, COMO TODO AQUEL QUE MUERE, Y SI NO ESTÁN JUNTO A DIOS, ES PORQUE EL OBISPO NO QUIERE.
Montó en cólera: "¿Cómo que el obispo no quiere? ¿Dejaré de querer? Este epitafio tampoco vale, haced otro que no me involucre ni a mí ni a Dios". Y llegó el tercero y definitivo que para los restos reza en la lápida de su mausoleo.
SUS ALMAS ERRANTES VAN POR EL ETER DEBILMENTE Y SIN SABER LO QUE HARÁN, PORQUE DESGRACIADAMENTE, NO SABEMOS DÓNDE ESTÁN.
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