miércoles, 24 de julio de 2013

Insulto a la ética

     Lo último de la directiva del Pinoso es un fuera de juego, de los de libro. Que mi amigo Salva, a estas alturas cometa este error de bulto, es imperdonable. Sigo considerándolo sensato, positivo, pero ha dado un paso atrás con este presupuesto, con este proyecto de tercera división.
     Diré, antes de que empiece el partido, que me da igual que el presupuesto sea de 140.000 euros o de 735.000. Lo que me anonada es que se pida al Ayuntamiento, la mitad, o sea, 70.000 euros. Porque con el capital privado se puede tener un equipo en tercera o a las campeonas de voleibol de España en Barinas. Pero cuando se toca el dinero público, y más en estos momentos tan críticos, ¡ojito!
     ¿Pero es que no pisan el suelo, es que levitan? Con las estrecheces que se están viviendo, con la espada de Damocles en forma de chimenea que se cierne sobre el presupuesto municipal de próximos años, ¿se puede hacer este tipo de propuestas? Es un insulto a la ética, lo siento.
     Señores, ¡que al fútbol no va nadie!, salvo los dos partidos del play-off. Que en una temporada va menos gente, sumando todos los partidos, que a dos conciertos de cançons a la fresca, o a un estreno de teatro. Y no cuestan al erario público 70.000 euros, más bien no cuestan nada o algo simbólico.
    En otros momentos de la historia, cuando no se habían pinchado burbujas inmobiliarias, cuando había otra alegría, Pinoso ha derrochado dinero en el fútbol pagando a forasteros más sueldo que una limpiadora de la escuela infantil y no tienen la misma responsabilidad. De la limpiadora depende la salud, si su trabajo no lo hace bien, de bebés, de nuestros bebés. Pero el que otros hayan delirado años atrás, no es justificación para seguir en la inopia.
     Pero ¿qué necesidad hay de que un pueblo tenga fútbol a unos niveles casi profesionales? ¿Por qué no hay músicos profesionales para la banda, por ejemplo? ¿Por qué un ayuntamiento ha de presupuestar esta barrabasada?
     Es el deporte rey, ya lo sabemos, pero es que yo cada vez soy más republicano. Lo siento.

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