Conocí hace unos días un
dato que me resultó escalofriante. Y mira que uno maneja números a diestro y
siniestro. Pero cuando se manejan cifras con muchos ceros, parece que esto no
vaya con nuestra economía doméstica, la del día a día, la más próxima a nosotros.
El
dato es el siguiente: el rescate a Cajamadrid y Bancaja, ahora llamadas Bankia,
nos cuesta a los/as pinoseros/as cuatro
millones de euros, porque a cada español/a nos toca a quinientos euros, y como
nosotros somos ocho mil empadronados, pues esa es la cuenta.
Si esto es así, que lo será, me vino al momento de
conocer este disparate, las críticas de los que rajaban por el último préstamo
que aceptó el Ayuntamiento de Pinoso para saldar las deudas de los proveedores
y quedar casi en paz con los suministradores de nuestro consistorio.
Hubo frases como: ¿y quién les ha dado permiso para
hipotecar al pueblo una vez más? Con mi aprobación que no cuenten, Pinoso no
puede estar pagando dentro de diez años, un préstamo que nuestros hijos no han
provocado, pero que pagarán los intereses.
Y ahora digo yo: ese préstamo era una tabla de salvamento
para que muchos negocios y empresas no siguieran sufriendo una crisis que les
ahogaba en su presente y en su futuro. Al cobrar de este y otros Ayuntamientos,
muchas empresas al borde del abismo han podido seguir manteniendo puestos de
trabajo y continuar comerciando sus productos y/o servicios.
Además este desfase presupuestario, cubierto con el
préstamo que comentamos, lo han generado los políticos pinoseros. Estaremos más
o menos de acuerdo, pero este problema generado por nosotros, debe ser
solucionado por nosotros. Con cargo a hipotecar el futuro, de acuerdo, pero
nadie podía esperar una ayuda a fondo perdido.
Pero y lo del rescate ignominioso de la banca. ¿Qué culpa
tienen los pinoseros? ¿Y los algueñeros? ¿Y los monoveros? ¡Ninguna! Pero como
somos españoles de hecho y de derecho, al dividir esa astronómica cifra,
salimos a quinientos euros per cápita.
En cambio, hay gente que ve el problema de los dos
millones e ignora el de los cuatro, porque los cuatro millones los pagamos
entre todos, con la subida del IVA, el precio de los carburantes, los recortes
en sanidad y educación, con el aumento de tasas académicas y disminución en las
becas, con la minoración de la prestación de desempleo… ¡P’a qué más!
Seamos críticos, pero en justa proporción: que no nos dé
igual dos millones de euros que cuatro, porque es el doble y nuestro cabreo
debería doblarse en justa proporción.
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