lunes, 17 de septiembre de 2012

Mordida

     Dentro de unos días viajaré de nuevo a México. Una de las curiosidades de mis anteriores viajes fue como cuando te para un control de policía en carretera, los mexicanos logran eludir la multa "oficial", a cambio de unos cuantos pesos al agente armado de bolígrafo y bloc de sanciones. Se conoce como la "mordida".
    Aquí en España creía que la mordida no existía, aunque trasladando esta palabra a nuestro vetusto lenguaje, que sería el soborno, ya lo veo como más posible. Pero el soborno a gran escala, para que un defraudador no entre en la cárcel, para que a un político le prescriban los delitos, para que a un millonario no pague al fisco lo que le corresponde. Macrosobornos, porque eso de darle a un guardia veinte euros para que no te ponga una multa de cincuenta, la verdad, no creo que esté pasando en la España camisa blanca de mi esperanza.
    Pero eso es lo que yo creía, y otra cosa muy distinta es lo que me contaron. No son policías nos que "muerden", no visten de uniforme militar, los nuevos de la mordida van de bata blanca, y la gente les suele llamar doctor, aunque no tengan la tesis doctoral hecha. Yo les llamo licenciados en medicina o médicos, para economizar y para hacer justicia a los doctores de verdad.
    El juego consiste en ir a la Seguridad Social, necesitar un servicio no de vida o muerte, pero si imperioso para el afectado: por ejemplo, una revisión de la operación de cataratas porque no ves bien, una colonoscopia, o cualquier otro acto médico. El médico te remite a la lista de espera, o sea un año, por ejemplo. O sea que tú no has de ver como toca, no sabes como tienes las tripas, o lo que sea, hasta dentro de un año. La otra solución que una enfermera ofrece es ganar tiempo en la consulta particular del mismo doctor, un par de días después a cambio de unas decenas de euros. Ni se lo piensan, a la consulta particular y unas decenas de euros de "mordida".
    Como que no acaba ahí la cosa, en su  consulta te cita para otro día en el ambulatorio, pero al final de ella, cuando ya no queda nadie de los citados honradamente. Sale la enfermera, que sigue prestándose al juego, y te hace pasar a destiempo a la consulta. Acaba todo en una tercera visita a la particular para rematar la faena a cambio de otras decenas de euros. Más o menos es así.
    ¡Que no se acaben las listas de espera! ¿Que harán los pobres médicos, con solo su sueldo de unos miles al mes? Algunos, presentarse en las listas a las elecciones, porque así pasamos de la mordida al soborno, que es más rentable.

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