jueves, 10 de marzo de 2011

Ponche

     Cuando la orquesta Tureskan iba a tocar a pueblos y pedanías que no disponían de hotel o pensión, se alojaban en casas particulares. La Comisión de Fiestas se encargaba de instalarlos en familas que se prestaban a ello.
     En una de esas fiestas, don Maxencio, maestro de la música y pianista de la Tureskan, se uicó en una casa donde coincidió su estancia con una merma en su estado de salud. La señora de la casa se deshacía en atenciones, pero Maxencio solo quería tomar ponches, calditos de gallina con una yema. Y así se pasó los tres o cuatro días, a base de ponches.
     Llegada la hora de despedirse, Juanito fue casa por casa abonando los gastos que los músicos habían ocasionado. Maxencio que estaba recogiendo la maleta mientas se saldaba la cuenta, se despidió de la señora, y saliendo por el pasillo le pregunta a Juanito: ¿has pagado los ponches?
     Juanito, se le queda mirando y le suelta: ¡Ponche Pilatos! Tira p'avant!

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