miércoles, 21 de diciembre de 2011

la tía Flora

    La tía Flora, madre de Luis el de la imprenta, tenía una tienda en la plaça del Dipòsit (actualmente P.V. del Remedio) y a la parte de dentro, en el corral, había una higuera.
    Cuando llegaba el tiempo de las brevas, Morales (del que ya hicimos referencia en este blog) que vivía cinco o seis casas más abajo en el carrer Sant Roc, se acercaba por la tienda y le decía: Tía Flora, voy a ver si hay alguna breva buena.
    Ella, complaciente, mientras atendía a las parroquianas le daba permiso para que se encaramara a las ramas en busca del preciado fruto.
    Como tardaba en salir, les decía a las clientas: aguardeu que vaig a vore el que fa. Volvía tras asomarse por la persiana que daba al patio, rumiando: de simal en simal que va el tio!
     Al rato, como no aparecía, volvía a asomarse y regresaba más caliente todavía: "hasta" les verdes cauen!!
     Las mujeres, curiosas por el ir y venir de la tía Flora presenciando cómo desmantelaban la higuera, retardaban su marcha hasta ver como quedaba aquello.
     Al cabo de un buen rato, salía Morales con la panza llena de brevas. Agradecía a la propietaria: ¡Tía Flora, "grasias", estaban muy buenas! Y ella con la sonrisa amarga le cumplimentaba la despedida: ¿Estaban buenas? ¡Suerte tuya hijo, porque yo no las "ha catao"!

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