De la calma me llega tu perfume,
tranquilidad sedante que matiza
la noche vacía de misterios.
Te huelo,
me enamoras, rosa erguida.
Sobresales del jardín de la belleza
eres arrogante, y tu coquetería
destaca entre un manojo
que ya ha libado sus efluvios.
No desmayes,
ufánate de poder y arremete.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario