lunes, 14 de febrero de 2011

A una rosa

De la calma me llega tu perfume,
tranquilidad sedante que matiza
la noche vacía de misterios.

Te huelo,
me enamoras, rosa erguida.

Sobresales del jardín de la belleza
eres arrogante, y tu coquetería
destaca entre un manojo
que ya ha libado sus efluvios.

No desmayes,
ufánate de poder y arremete.

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