miércoles, 13 de abril de 2011

Chopin

     Los viajes en la wolkswagen eran muy aburridos para "el Nene", sobre todos los de vuelta. Los músicos de la orquesta, cansados por un largo día de trabajo, se quedaban roques y "el Nene" tenía que enzarzarlos en discusiones bizantinas para que el sopor no le invadiera a él, porque era quien conducía.
     -¿Cuál es el mejor compositor de música clásica de la historia?, lanzaba la pregunta y discusión asegurada.
    Pero esa noche Vicent "el de la llum"  no quería coplas, sino dormir, porque estaba agotado. Maxencio, como organista y director de la Banda Unión Lírica Pinosense, estaba obligado a opinar el primero.
     - Beethoven. A cualquier profano en música, le pides que te tararee algo de clásica y te hace los compases de la novena de Beethoven. Es el más universal.
     - Si, apostillaba el "Chavarrí", pero como la 40 de Mozart no hay otra. Sin duda, el mejor.
     - Juan Marcial apostaba por Tchaikovshi, le encantaba.
     - No callareu!, rumiaba Vicent.
     "El Nene" también metía la mullà. Como Bach no hay ninguno, o si no Strauss, con los valses y las polkas.
     - ¿Y Liszt? A mi es el que más me gusta, decía Juanito.
     En esto pararon en una gasolinera y se fueron a tomar café todos, menos Vicent que se quedó durmiendo en la furgoneta, "el Nene" que estaba repostando y Juan Marcial, el cantante, que no quería café y que continuó la discusión apoyado en la ventanilla donde intentaba dormir Vicent "el de la llum".
     Era verano, un descapotable con dos turistas más guapas que el sol, repostaba en el surtidor contiguo. Las chicas no dieron crédito a lo que ocurrió momentos después.
     Juan Marcial dijo: ¿Y Chopin?
     Vicent sale de la furgoneta, se pone delante del "Nene" y de Juan Marcial, se suelta los tirantes del mono, se baja los pantalones y los calzonzillos y con el culo al aire, a las cuatro de la mañana, se daba palmetazos, mientras decía: Beethoven, Bach, Tchaikovski, Liszt, Mozart, Strauss, Chopin, a tots mel's clave jo pel cul!
     El culo de Vicent y las mejillas de las turistas, se pusieron al rojo vivo. Los de la orquesta que salían en ese momento de tomarse el café, comenzaron una carcajada que les duró el resto del viaje. 



 

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