domingo, 12 de junio de 2011

Aire

     La palabra aire se utiliza mucho para escenificar un cambio de gobierno: ¡que corra el aire! ¡darle un aire nuevo! ¡este gobierno tiene otro aire!...
     Y al entrar la mañana de la investidura de Lázaro en el despacho de la alcaldía, interpreté al pie de la letra lo de: ¡que corra el aire! Ni abriendo las ventanas, ni con ambientador, se podía disimular el olor a humo de tabaco. Y es que hasta el último momento el despacho de la máxima autoridad, era el fumadero del Ayuntamiento, impregnando de nauseabundo olor la estancia.
     Y cuando uno es el encargado de hacer cumplir el orden establecido por las leyes, debe dar ejemplo cumpliendo el primero.
     Es como si un cura que tiene voto de castidad y el celibato por bandera, fornicara con barraganas en la mismísima sacristía del Templo.
     Si uno es fumador empedernido, fuma en un espacio abierto, sin molestar a nadie, pero no lo hace en un espacio cerrado, la Casa Consistorial, en un despacho cerrado, el de la Alcaldía, y acompañado de otros/as viciosos/as como él.
     Los primeros diez euros de gasto de esta Corporación yo los haría en lavar las cortinas del despacho en la tintorería, porque son estas las que retienen el asqueroso olor de años y años.
    Y así este nuevo alcalde empezaría con otro aire esta legislatura.
     Por cierto, felicitarle desde El Parnaso a él y a todo el equipo de Gobierno.
     Y una pregunta para que la conteste quien la sepa: ¿Por qué cuando hace mucho viento la gente dice ¡aire besó!?

1 comentario:

  1. de este detalle no me había percatado: nadie del actual equipo de gobierno, fuma,

    ResponderEliminar