martes, 27 de septiembre de 2011

Ramón Soliva (II)

     En la entrada publicada el 17-03-11 -etiqueta Memoria histórica- despaché de un plumazo, hablando de Ramón Soliva Vidal, la parte de su estancia en Cuba. Dije entonces: "Cuando estalla la revolución castrista, marcha voluntario a Cuba, donde toma el nombre de Roberto Roca, y pasa a ser asesor personal del actual Presidente Raúl Castro."
     Lo hice a propósito porque su hijo Jordi Soliva, me prometió dejarme un libro que contaba toda la experiencia. La de su padre y la de una veintena de militares republicanos que fueron a ayudar en los albores de la revolución. El título del libro es: Sencillamente anónimos y está editado en La Habana en 2008. ISBN: 978-959-224-244-9.
     Resumirlo es tarea ardua. Tan solo incluiré algún dato en esta segunda entrada sobre la interesante vida del dual Soliva/Roca.
     Desembarca en Cuba un 18 de marzo de 1960 con pasaporte a  nombre de Roberto Roca Blanco cuando tenía cumplidos 47 años. Ayudó en un primer momento a la reestructuración del Estado Mayor del Ejército. Era un hombre de mediana estatura, más bien delgado, de porte severo y erguido, el que en España era Jefe de Brigada y de División y en la URSS Teniente Coronel de las Fuerzas Armadas Soviéticas.
     Estuvo operativo en la batalla de Playa Girón (del 15 al 19 de abril de 1961), aportó su saber en la defensa de Guantánamo y de allí tiene una anécdota. Al indicar donde poner el batallón contra el desembarco, un oficial le comunicó que allí había una zona baja. Roca respondió: "Bueno, ¡rellénela!". Otra nos lleva a destacar la labor de un soldado haciendo zanja para trincheras. Las hacía el doble de profundas, con un corte limpio. Preguntó quién era aquel soldado y su felicitación al día siguiente fue alabar el trabajo del miliciano sepulturero.
     Concluida su misión en Oriente, Roca fue asignado en marzo del 63 a Estado Mayor General como Jefe de la recién creada Dirección de Lucha Contra Bandidos. Operaban en el centro de la isla, por Varadero, Matanzas, los Montes Escambray. Al tiempo en La Habana desarrolló actividades junto con camaradas militares españoles en la organización del PCE que existía en la capital.
     "Rosser Gasa, la esposa de Roca, viajó desde Moscú en 1961 para unírsele en Cuba. Vino con sus hijos Ramonet, graduado ingeniero en Moscú, Jordi, entonces estudiante del tercer año de arquitectura y Elena que se doctoró en medicina en Cuba. Tuvieron otra hermana que murió en España en 1937 en uno de los bombardeos nocturnos contra Barcelona, con tan solo once meses."
     Podría alargar esta historia, pero en estas entradas prima la brevedad.
     No me resigno a despedir el recuerdo de Ramón Soliva Vidal sin rememorar estas palabras: "Soliva escribía muy bien. Desde pequeño fue lector incansable. Poseía notable cultura autodidacta. Lo primero que hacía en cada cambio de país (URSS, Francia, otra vez URSS, Cuba, España) era formar una biblioteca, cuyos ejemplares, muy a pesar suyo, fueron quedando por el camino. Leía fluidamente en catalán, francés y ruso."

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