jueves, 13 de octubre de 2011

El tío Tanasio (II)

     En Pinoso se ha tocado siempre mucho la campana. La Torre del Reloj es el campanil que más suena con su matemática guadaña del tiempo y sus tres campanas avisadoras que nos dan cuartos, horas y repeticiones. Pero las otras tres campanas de la iglesia no andan cojas. Ahora tocan algo menos, pero antes era diario su tañer anunciando misas (matutina y vespertina), ángelus, avemarías (toque para recogerse en casa, similar al toque de queda). Recuerdo a mi abuela Antonia: en tocar el avemaría en casa, ¿eh, Francisco Javier?
     Pero como añadido, los repiques (en vísperas, en fiestas), toques a muerto, a rebato (para convocar a vecinos por fuego u otra emergencia). Vamos, que siempre teníamos y tenemos el sonido de la campana en el cerebro via martillo, yunque, lenticular y estribo.
     Pero el tío Tanasio que vivía debajo del campanario de la iglesia lo sufría con más decibelios. Y como era algo agnóstico (no le hacían mucha gracia), aquello de que el cura a la menor excusa repicara, en román paladino le tocaba los huevos.
     Una campana se "badajó" y su sonido era defectuoso, irritante, malsonante. Las beatas del pueblo hicieron una colecta para comprar una campana que sustituyese a la rota. Y habían recogido bastante dinero para la causa, cuando alguna propuso ir a visitar al tío Tanasio: "Vive al lado de la iglesia, todos los comerciantes han dado dinero, y aunque no le hagan gracia los curas, tenemos la obligación de pedirle ayuda, por si quiere colaborar. El no ya lo tenemos".
     Cuando una comisión de beatas le pidió dinero al tío Tanasio, respondió de un modo muy sorprendente: Torneu tots els diners, que tinc el gust de comprar la campana jo.
     No se lo podían creer, al cabo de unos días fueron con el muestrario para que eligiera la que iba a regalar. Mire, tío Tanasio, esta es imitación de la campana grande de Toledo, mire esta es una aleación de níquel y cobre que suena como la de la catedral de Santiago, mire esta hace juego con la mediana nuestra... Así con todas y cada una de las páginas del grueso muestrario. Al acabar le preguntan: Bueno, ¿cuál le gusta?
     La respuesta las dejó boquiabiertas y patidifusas: La campana la compre jo, però de pana, p'a que no me toqueu tant els collons. Ale, al carrer!

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