miércoles, 25 de enero de 2012

4 bandoleros

     Los cuatro bandoleros estaban en su guarida repartiéndose el botín de los últimos asaltos. Su cara de felicidad no podía presagiar que el Corregidor había detectado sus movimientos y había puesto guardias para seguir sus pasos.
     En plena borrachera de vino y felicidad por lo que la fortuna les deparaba, fueron sorprendidos por un alguacil, que denunció ante el Corregidor lo visto.
     Dos de ellos se declararon culpables de robo, devolvieron su parte y pagaron una multa que le impuso la justicia. Los otros dos prefirieron ir a juicio, porque lo que habían hecho les parecía legal.
     Fueron a juicio, la fortuna les siguió siendo propicia y fueron absueltos de sus presuntos delitos.
     Y nuestra amiga La Calumniadora todavía se sigue preguntando que si dos de ellos reconocieron su culpa, que son parte implicada, cómo alguien que no formaba parte de la partida de bandoleros, a sabiendas de esta premisa, puede declararlos no culpables por el mismo delito. Porque delito es, al haber culpables reconocidos. O en este caso los autorreconocidos culpables son cagamandurrios, por haber admitido dolo y no haber esperado a ser juzgados como la otra pareja.

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