martes, 3 de mayo de 2011

Canarias

     En el tiempo que le quedaba libre a la orquesta, que era poco, un día deciden darse un baño en el Mediterráneo. Ignoro cuántos de ellos sabían nadar. Lo que es cierto que don Maxencio, enjuto de carnes y de estilizada figura, no sabía o al menos no se confiaba de lo traicionera que podía ser una ola con resaca. Su baño fue a escasos dos metros de la orilla, con el agua cubriéndole media pierna. Chapoteaba con las manos la lámina de agua salada en un divertimento algo infantil.
     De esta guisa lo miraba Juanito, el de la Pigua, desde la orilla de la playa. Y a voz en grito, como si Maxencio estuviera a varias millas marinas de distancia, le suelta:
     - ¡¡¡¡Maaaaxeeennnnnn....!
     - ¿Qué quieres, Juanito?, le constesta el maestro de la música, reprendiéndole el volumen empleado.
     - ¡Si vas a Canarias, tráeme un cartón de rubio!

No hay comentarios:

Publicar un comentario