miércoles, 25 de mayo de 2011

Plausides

     Plausides Hurtado generó un sinfín de anécdotas. Su simpatía y su actitud ante la vida ofreció una variopinta gama de momentos graciosos.
     Tenía una pequeña flota de autobuses y en esta ocasión iba a llevar un viaje de pinoseros a la Feria de Sevilla. A un grupo le apeteció ir a los toros a la Real Maestranza de Caballería y sacaron las entradas para el día siguiente. Pero sucedió un imprevisto: el hijo de una pareja que estaba allí, ingresaba en el hospital para ser operado de apendicitis con urgencia. Fueron los padres al aeropuerto de San Pablo y cogieron un avión para llegar lo antes posible. Las entradas de la pareja se las quedó Plausides para venderlas en la puerta del coso del barrio del Arenal.
     -Aneu-vos tranquils, jo les col.loque, no faltaràn comporadors.
      Una hora antes de la corrida Plausides y el resto de pinoseros merodeaban el exterior de la Puerta del Príncipe en busca de compradores.
     - Mira, eixos dos tenen cara  de voler entrades. ¿Qué buscando entradas?
     - ¿De dónde son? ¿A qué precio?, le preguntaron los dos policías de paisano.
     - Mire se las voy a dejar al precio suyo y veinte duros más por cada una, por los gastos, les responde Plausides con una sonrisa abierta.
     - Haga el favor de acompañarme, le soltó el policía, que estaba de servicio para evitar la reventa. Le enseñó la placa reglamentaria y se lo llevó a una dependencia que la Policía Nacional tiene en el callejón de entrada de la puerta principal de la plaza de toros. Un cuartucho de tres o cuatro metros cuadrados.
     - Desnúdese, por favor.
     - ¿Para qué?
     - Para ver si lleva más entradas para la reventa.
     - No, si son de dos amigos de Pinoso, que se tan tenido que marchar en avión esta mañana porque a su hijo lo operan de apéndice.
     - Ya. Pero sáquese la ropa. Los calzoncillos también. Y flexione tocando las puntas de los dedos con las puntas de los zapatos.
     - ¿Pero que va a ver usted? Nada bonico, se lo aseguro. Plausides empezaba a mosquearse.
     - ¡Flexione!
     Y al bajar la cabeza ve que la puerta del cuartucho estaba entreabierta y le suelta a los policías: ¡Cierren la puerta, que la gente ha venido a ver a Curro Romero!

1 comentario:

  1. Lo pijor de tot es que jo conec als altres dos "detinguts" encara no s'han recuperat del trauma,en te moltes i molt grosses com una de la que mai m'oblidaré:de camí a l'universitat en el viatge que es fa per als del antic COU (ara 2on de Batx) en preguntà:" Nene tu que vols estudiar?" "No ho tinc clar encara" li responguë i el seu consell va ser una de les frases mes grans que m'han dit: "Creu al tio,estudia pa abogat que "sinvergüensses" no van a faltar-ne" era molt gran mon tio,molt agraït Xavi pel teu petit homenatge.

    ResponderEliminar