jueves, 29 de marzo de 2012

MH 28

     No es la abreviatura de un grupo de rock, ni un código indescifrable. El veintiocho de marzo aparte de ser una fecha fatídica para Pinoso (una calle nos lo recuerda y una entrada anterior en esta etiqueta de Memoria histórica) murió Miguel Hernández en el año 1942. Un 28 de marzo a las 5:32 de la mañana. ¡Con 31 años!
     Desde el inicio de la "paz" no había transcurrido todavía tres años, pero un efisema pulmonar, según el parte médico, se lo llevó al otro barrio.
     El vecino de Cox en esa fecha (Josefina Manresa -su mujer- era de allí) y nacido en Orihuela fue encarcelado y dejado que se muriera enfermo y de frío en la prisión provincial de Alicante.
     Si hay algo que no perdonaré a los sinvergüenzas que se alzaron en armas contra el poder legalmente establecido en España, es que esas armas se utilizaran para matar a dos hombres, auténticos genios, que podían haber aportado con el tiempo gloria y arte al legado de la literatura española. Federico García Lorca y Miguel Hernández Gilabert, poetas y teatreros, habrían llenado páginas y páginas de buena literatura, de excelente poesía, de cultura.
     Pero un puñado de analfabetos, de rencorosos, segaron dos vidas que la historia no merece haber perdido tan pronto. ¿Cuántos libros de poemas podría haber editado Miguel? ¿Cuántas obras de teatro poético habría escrito Federico? ¡Cuánto arte desperdiciado!
     Esta es una de las razones por las que de joven empecé a simpatizar con la izquierda. Me identificaba y me identifico con esos genios que han sido capaz de escribir cosas tan excelentes como "Elegía a Ramón Sijé", "Vientos del pueblo", "Yerma", "Mariana Pineda", y todas y cada una de las páginas que escribieron.

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