Apoyao en el quicio de la mancebía... comenzaba una copla que cantaba la Piquer. Y una mancebía era y es, una casa de putas.
La II Repúiblica decretó en 1935 la prohibición de los burdeles, pero apenas pudo entrar en vigor por el inicio de la guerra civil. En 1941 Franco no solo los reabrió sino que se oficializó la prostitución e incluso se realizaron controles sanitarios a las meretrices.
Aquello debió ser un "chinchimelá", porque años después desandó el camino avanzado y volvió a cerrar los prostíbulos.
Esta es una entrada de poemas. Y es que al pairo del cierre, algún anónimo poeta escribió estos versos:
Olé tus cojones, Paco
tu decreto anti puta
nos sigue dando por culo
aunque aquí ni dios discuta.
En favor de la moral
sales con disposiciones
más, para atajar el mal
sería más radical
que nos cortases los cojones.
Pues si cierras mancebías
y casas de tolerancia
no nos queda más remedio
que tomar por culo en Francia
y vistas las pretensiones
ya saldrán más maricones.
España, país de aventuras
del amor y la navaja,
lo han convertido los curas
en el reino de la paja.
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Hace como cincuenta años que no la veía.
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